La primera impresión es muy importante, ya que todo “entra por los ojos”. Los huevos contribuyen al color de un producto de varias maneras; cuando es un producto horneado, le da un color dorado por fuera. Adicionalmente, la yema de huevo aporta color a través de la xantofila, que genera un tono amarillo, que es la que le da el color a la yema. Ademas, este color amarillo es aceptado por muchos como un sello de calidad superior.